Es gracioso cómo han cambiado las cosas. No, realmente gracioso. Que todo haya empezado con un 'hola', le siga un 'te quiero', un 'nunca pensé que encontraría a alguien tan parecido a mí' y acabe con un 'te odio, ahí te arrolle el tren'. Y todo esto pasa sin que te des cuenta, con los ojos cerrados; sabes que aún siguen los recuerdos, las fotos, las cartas y todas esas cosas que se hacen cuando crees que encontraste a tu alma gemela. ¿Y sabéis qué? QUE ME DESCOJONO YO DE LAS ALMAS GEMELAS. Ten por claro que es una chorrada poética, que el infinito no existe, ni los para siempre, ni las almas gemelas, ni los mejores amigos. Nada existe, son solo palabras que usan los escritores para que te metas en un mundo sin pies ni cabeza, y que cuando todo acabe, la hostia que te das de las nubes al suelo te duela lo suyo. 

No sé cómo hemos llegado a este punto, pero estaba claro que no era para siempre y que estaba demasiado ciega como para darme cuenta de que estaba desperdiciando tiempo, palabras y vida en personas que no me merecen. Supongo que he aprendido a valorarme después de todo. No digo que no hayan sido buenos los momentos, solo digo que han sido pérdidas de tiempo que se han perdido en la profundidad de mi memoria. Están ahí, en un cajón, cerrado con llave. Y lo cierto es... Que perdí la llave. (pillad la metáfora).
No pierdas nunca tu dignidad por alguien que no merece la pena, te lo dice una que la perdió y al fin y al cabo se acaba recuperando, pero es triste, muy triste. 

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