Volvería, en un acto total de rebeldía.

Últimamente he tenido al dolor muy presente, muy constante y muy palpable. Ha sido un tiempo muy refelxivo y he estado mucho tiempo sin escribir, sin inspiración, aunque realmente he estado muy vacía en toda clase de sentidos. Y ahora (más o menos) tengo claro de qué escribiré, al menos hoy. 



Me supuse, por las pocas lágrimas que rondaban mi rostro últimamente, que se había acabado, que iba a sonreír, que ya nadie me tendría que mirar con pena; y supuse mal. Teniendo en cuenta mi pasado, ha sido un logro el exiguo tiempo que he permanecido fuerte. Aunque, bueno, nunca me tomé como una persona 'fuerte', sino como una persona que ha sobrevivido bien al dolor. Pero he caído, caído y recaído. Y eso me frustra.
Tengo ese recuerdo enfático muy reciente sobre mi memoria todavía, aún habiendo pasado años. Ese recuerdo de esa pandilla de niños y niñas, los líderes del patio del recreo si no mal recuerdo, mirándome, señalándome y riéndose con malicia mientras cogían esas piedras y las arrojaban hacia mí, gritando '¡a la rara, a la rara!'. Me recuerdo a mí llorando, llegando cada día a casa con una nueva magulladura. Recuerdo esos cuatro años de sufrimiento incansable, intentando ser una pieza más del puzzle, pero estaba claro que siempre fui la pieza errónea; no encajaba. ¿Creéis que una niña de seis años, soñadora, con ilusiones, podía merecer aquello sin ningún motivo? Recuerdo la mal llamada 'pre-adolescencia', la presencia de los tan odiados complejos, de la comparecencia del asco hacia una misma. Me recuerdo, con apenas unos nueve años, quizás diez, mirándome al espejo, viendo imperfecciones por todas partes, llorando cada día que me miraba. Me daba una severa repugnancia, la ansiedad se apoderó de mí y empecé a comer. Bueno, yo preferiría decir 'engullir'. Comer, comer, comer y vomitar. Comer, comer, comer y vomitar. Recordarme una y otra vez 'no se debe comer, no se debe comer, no se debe comer'. Teniendo a las calorías como enemigas íntimas, procurando que ninguna de ellas podría volver a hacerme daño. Sin ellas ya no me sentiría así, estaba completamente segura. Recuerdo un día de verano, flaqueé, desfallecí y acabé perdiendo la conciencia, tengo un recuerdo mortecino mío, en una cama, con suero. Mis padres desolados en aquel viejo y triste sillón de cuero magenta. Y mi hermana, grande y a la vez, tan pequeña hermana, con la cara hinchada por el llanto. Yo solo sentía que era un saco de huesos, me sentía como la misma gravedad. Me tocaba el pecho y solo sentía huesos, al tumbarme cuando me ponía de lado, era como estar subida a una piedra. Y mi cara, prácticamente consumida, con dos grandes huecos, en vez de mofletes. Era lo que yo quería ser. Pero cuando llegas a ese punto te llega la pregunta. '¿Morir o vivir?' Me quedaba un último aliento, era probable que incluso una brisa acabase conmigo, y decidí levantarme, erguirme y ser fuerte. No sé cómo lo conseguí, me volví fuerte. Empecé a comer, tras mucho tiempo, y engordé. Engordé lo suficiente para que nadie se tuviese que preocupar por mí. Doce años y me volvía a sentir como cuando tenía diez. Asco. Asco. Asco. No ahogué mis penas en vómitos, porque sabía que ese formaba parte del pasado y me hice una promesa el día que salí de aquella cama. Cortes, cortes, cortes, cortes. Con lo que fuera. Necesitaba llevar el dolor psíquico al físico. He visto muchas veces mi propia sangre, era lo único que me hacía sentir bien. Con lo único que me podía castigar. Un día quise acabar con todo ese dolor, porque ya no podía más, un año así no lo podía aguantar nadie, ni el más fuerte de los seres. Me quemaba la vida. Así que corté, como no había cortado nunca. Me empezó a salir sangre y yo me desmayé. Mi plan no funcionó muy bien, claro. Pero después de aquello me arrepentí y me di cuenta de que tenía no apenas 13 años, que debía seguir viviendo. Tenía que hacerlo. Porque un futuro nuevo me depara, y quién sabe con quién y cómo. El dolor sigue ahí, claro, nunca se va. Recordemos que sigo siendo adolescente y mi trabajo es quejarme sobre mis complejos. De todo esto, aprendí a ser fuerte. O a engañarme a serlo. Si es que me he engañado, me he tragado tantas veces la mentira de 'sé fuerte' que al final se convirtió en verdad. Y con todo esto, la música siempre me acompañó. Y aprendí que no hay que estar asustado de caminar solo por este mundo, no hay que tener miedo al mañana, que hay que mantenerse fuerte. Tengo cicatrices que marcan mi vida. Son cicatrices de batalla. La batalla fue un 'yo contra mí misma'. Yo ganó. Mí misma sigue recobrándose. ¿Sabéis? Soy fuerte.










PD. No he querido contar mi historia, o el resumen de ella, para dar pena. La he contado para que gente, adolescentes y 'pre-adolescentes' como yo una vez  fui, piensen dos veces antes de actuar. Quiero hacer pensar con mi historia. 

7 comentarios:

  1. Jodidamente bueno... y malo. Deberías dejar todo esto y aceptarte como eres, porque estoy completamente seguro de que ni eres tan fea/gorda/loquesea como tú dices. Me encanta cómo escribes y quiero que sigas haciéndolo, pero no si es sobre cosas... malas.
    Quiérete un poco, que te va a hacer falta.
    Me encantaría poder ayudarte, pero no puedo más que publicar este comentario esperando que sigas mis consejos.
    Mucha suerte, Sara.

    ResponderEliminar
  2. P.D.: Parezco un acosador. No te sientas mal por ello XD

    ResponderEliminar
  3. Creo... que estoy traumatizada. O.O
    A mi no me pasa exactamene lo mismo, pero se lo que se siente cuando dicen "a la rara" y cuando te miran mal. Sé fuerte :)

    ResponderEliminar
  4. Tú eres jodidamente perfecta. Be fearless.

    ResponderEliminar
  5. Yo se lo que es que te lleven a urgencias por una pedrada en la cabeza con 6 años, que hayas estado a punto de morir asfixiado a manos de tu vecino que se suponia que era tu amigo, de ver como nadie quiere estar contigo por miedo a los demas que iban detras mia, me hacia el loco, intentaba ser amigo de la gente, ¿quien le iba a decir que niños de 6, 7 y edades similares podrian hacer insoportable la vida de un niño que solo queria jugar a los tazos con los demas? ¿Como podria comprender que lo unico que podia hacer es huir de los demas y hacerse fuerte entre un mundo que lo queria dejar fuera del mismo, mi historia no es igual que la tuya pero se lo que es pasarlo tambien mal y me solidarizo contigo y con tu causa, me alegro de que puedas escribirlo ya que yo desde que me mude de casa no he podido contarselo a nadie de mis amigos por la verguenza que me da el ser el unico de ellos que no ha tenido infancia, un beso muy grande @fuckktharest, de tu follower @EduLuque_Reznor.

    ResponderEliminar
  6. Cada cual tiene su propia historia sobre su vida, la mía es la etapa en la plena adolescencia, cuando una desgraciada me amargó la vida y me provocó depresión, todo un verano y más sin salir de casa, pero, ¿para qué? Amenazas por todos lados y al final... ni una se ha cumplido.
    Yo también tengo serios complejos por mi físico, pero jamás se me ha pasado por la cabeza -una vez sólo, para saber lo que se siente, y a la noche comí, me moría del hambre-, dejar de comer, o... vomitar, primeramente porque me da muchísimo asco, es repugnante. Además, todos los casos que como el tuyo, me llegan y yo soy la que hace papel de psicóloga diciendo a la gente que se quite esos complejos y estupideces de la cabeza, se está tan sólo destruyendo por dentro, quemándose, y eso, como todo, tiene serias represarias el día de mañana, tales como irregularidad en la menstruación, problemas de salud... y mis historias que supongo que sabrás a la perfección.

    ¿Qué quiero hacer que entiendas con este comentario? Como me dicen a mí, hay peores que tú. Y además de verdad, hay muchísima gente postrada a una cama que por enfermedad no puede moverse de lo gorda que está y no se pueden pagar una operación por la millonada que vale. Es cuestión de ser neutro, no dejarse llevar por los extremos. Ni mucho ni poco. Ni muy delgada como la imagen que contínuamente se nos vende en esta sociedad de 90-60-90 como las modelos, planas totalmente y que viven por y para su cuerpo, la mayoría no tienen estudio y esa profesión tiene una limitación, cuando eres joven, guapa, delgada y eres vitable y las carnes tersas, a la que envejeces, las pieles empiezan a colgar y te vas engordando por naturaleza... adiós "profesión". Pero tampoco el otro extremo, obesidad. Hay que aceptarse tal y como uno es -ojo, te lo dice la más acomplejada, pero algún día me acabaré aceptando... más que nada por la cuenta que me trae-, y no dejarse influenciar por nada ni por nadie. Mira esas gordas que se visten con ropas pegadas al cuerpo, sin complejo por la vida. O las que son FEAS, pero no feas pasables... sino feas CARDOS, que dices: ¡es fea de cojones! Sin complejo por la vida. La gente no tiene en cuenta el factor físico si tu estás segura de ti misma, si eres débil e insegura, no das todo lo que quisieras dar como persona. Quizá sí, pero es difícil, créeme... lo sé por experiencia propia.


    Yo también sé lo que es que te miren raro en una época de tu vida, que te traten como la "diferente" con factores tal tener gustos musicales diferentes, vestimienta diferente, personalidad diferente -esto es fantástico-, pensamiento diferente -también fantástico-, ... Y de más.


    Nada más, simplemente amor, que te quiero un montón y que no te cortes más, ni vomites, ni dejes de comer, ni comas en exceso... ni nada por eso. Es bonito que intentes ayudar con tu historia, pero es frustrante cuando tienes que pasar tú por ello para saber qué se siente, mejor hablarlo desde la distancia, ¿no crees?
    Ánimo y que tu vales mucho, más que un saco de huesos, una bola de carne o una persona llena de cortes... ¡TÚ SÍ QUE VALES!♥

    ResponderEliminar
  7. Yo posiblemente no he tenido el problema tan grave que tu has tenido en tu infancia,el mio a sido mas leve, el mio solo eran insultos y algún robo, lo mio ha sido mas bestia en lo familiar, ver como tu padre pega a tu madre y ver como tu madre amenaza a tus abuelos de muerte y viceversa. Yo no e tenido educación ninguna nadie me ha educado para ser persona, mis abuelos lo único que hacían era echarme broncas, mi padre estaba de viaje, mi madre estaba con su depresión y mis hermanos a su bola. Lo mas doloroso de todo ver como se llevan a tu madre atada a una camilla diciendo que esta loca, pero no lo esta lo único que le pasaba es que estaba hasta los huevos de todo nada mas, ver como te llama llorando del hospital diciéndote: -cuando me vais a venir a ver?, y tu preguntárselo a tu abuela y ella decirte: -no la vamos a ir a ver, y tu no puedes hacer nada porque eres menor y no puedes ir a verla porque no te dejaran, Pero bueno la vida es así para nadie es fácil :)
    Quiero que sepas que tienes todo mi apoyo que seas fuerte y feliz!
    VALES MAS QUE MUCHO :D ♥

    Te envió un abrazo desde Barcelona! :D

    ResponderEliminar