Nunca es demasiado tarde.

La luz de la mañana la iluminó en el espejo, no se esmeró demasiado; se puso una camiseta dos tallas superior a la suya habitual negra y pantalones vaqueros anchos, también de talla superior. Y las Vans. Se hizo una coleta, dejando su pelo aloque botando con cada paso. Se trazó un rasgo negro con raya líquida y marchó. Hacía sol para ser aún comienzos de marzo, chica en llamas adora esa sensación del sol en la cara, pero que a la vez haya una brisa que la obliga a ponerse, al menos, una chaqueta fina. Metió la chaqueta, el móvil, y su correspondiente libro,( esta vez tocaba Memorias de Idhún: La Resistencia) en la mochila. No sabía donde ir, así que cogió un autobús a la ciudad. Cuando llegó, subió: por cuestas, por escaleras, por donde fuese; quería llegar a lo más alto de la ciudad. Quería estar sola. Quería sentirse libre por una vez. Así que después de unas seis canciones, allí se encontraba. En una pendiente, con el mundo prácticamente a sus pies. Y se puso a llorar. Es lo único que chica en llamas sabía hacer bien. En realidad no comprendía por qué lloraba, pero se tiró largo y tendido mirando hacia el horizonte, y a cada minutos, le recorrían unas diez lágrimas la cara. Comenzó a pensar. No es un reto saber en quién. Chica en llamas sonreía porque recordaba cuando estaba feliz. Y comenzó a llorar de nuevo por cada vez que él estaba mal. Sonreía cada vez que pensaba en el '¿Y si...?' pero no, Chica En Llamas no sabe mostrar sus sentimientos. Es precavida, prefiere que las cosas estén bien (o al menos, medio bien) a simplemente, no estar, por el hecho de que se haya enamorado como una tonta. Pero si la gustaba pensar en '¿qué pasaría si...?' y que todo saliera bien. Al fin y al cabo, no todo es imposible. Y chica en llamas sabía que algún día lo diría. Se lo contaría todo. Y entonces, estaría preparada para afrontar un 'no'. Pero de momento, a chica en llamas le valía con pensar que si lo hacía todo iría bien. Nunca es demasiado tarde.
Y allí se quedó; tumbada en el césped, con su pelo en llamas contrastando con el glauco de la hierba. Con sus ojos índigos aún húmedos, parpadeando al ritmo de un piano definido y con la ciudad bajo sus pies. 


3 comentarios:

  1. La Chica en Llamas no sólo sabe llorar, seguro que sabe hacer bien mil y una cosas, pero llorar a veces es bueno, o eso dicen.

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  2. Mientras la leía me ha hecho preguntarme si está basada en un hecho real, si la chica que subió a lo alto de la ciudad y lloró lo hizo de verdad...
    Es genial la entrada

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