SEGUNDA PARTE.

Bailaba al son de aquella canción de Morrissey, "the pressure to change, to move on was strange and very strong". Intentaba hacerme a la idea. Ya sabes. Mala racha, te caes, aparentas estar bien durante un tiempo y te prometes a tí mismo cambiar. "So this is why I tell you I really do understand: bye bye". Las promesas son ese tipo de palabras que quedan de puta madre cuándo las dices, pero que tras un tiempo te das cuenta que es como si firmaras algo sin leer la letra pequeña. "I don't mind if you forget me, no, no, no..." Y ya cada vez tenía menos sentido seguir bailando. Así que paré. Me senté en el suelo y pensé. Yo pienso que la mente es un arma muy poderosa y que deberían darnos un permiso para utilizarla. O algo así. Cambié de canción, buscando algo que fuera más acorde con la situación. "Everyday is like a Sunday, every day is silent and grey". Cada vez me asombra más mi capacidad de elegir las mejores canciones en los peores momentos. Esa canción es genial. Y yo estaba lo suficientemente mal como para comprender cada vértice de los versos de la misma. 
"Oh, mundo cruel...", que es lo que se suele decir en estos casos. La palabra es decepción. El sentimiento... doloroso. Y me quedaba mirando, embobada, el feo gotelé de la pared. Y recordando. No sé por qué me hacía esto. Y entonces sonaba.. "to die by your side is such a heavenly way to die..." definitivamente, no sé por qué me hacía eso. Cuando creí que tenía todas las respuestas, me cambiaron las preguntas. 
Sinceramente, no estaba de acuerdo en jugar limpio en un mundo en el que todos me hacían trampas.