VIOLENCE.

Nos quedan las heridas de guerra, enemigos de todo.
Revolución en nuestro alma y cicatrices en los brazos. 
Fraudulenta perfección, fuimos villanos de nuestra autoestima.
Movimientos violentos a ritmo de duros golpes eléctricos.
Agresiva distorsión del sonido. 
Y nuestra mente desorientada, sin lucidez, sin ideas claras.
Presión en las sienes, y de nuevo, música con extravagantes decibelios. 


Mira entonces lo que éramos. Fuimos aquellos a los que el mundo dejó apartados, nos defendimos y luchamos y, ¿entonces qué? Éramos heroína para nuestra historia. Dependíamos de algo y ni si quiera sabíamos de qué se trataba. Pero si no era juntos, no podíamos seguir.

¿Y ahora, qué? 
Ahora ni si quiera el hachís puede colocar nuestro desorden.

Somos unos blandos cuando antes fuimos drogas duras. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario